
El curanto de este invierno lleva el rostro de Claudia.
Sus ojos nos servirán para descender entre los vapores,
para ensamblar el milcao con papas vacías de agua,
para beber el sol envasado de nuestros viñedos,
para bendecir los mariscos, las carnes, los caldos.
El cuarnto del 2005.
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